En 2018 Sharon López decide dejar su trabajo como montadora de vídeo en Morena Films y dedicarse a la fotografía. Desde entonces y en sólo seis años en su curriculum figuran trabajos para grupos de música como Love of Lesbian o haber cubierto para Adidas y la revista Soccer Bible la gira del Real Madrid en Estados Unidos.
Mientras estudia moda se interesa por el mundo del streetstyle y se muda a Londres. Los encargos no tardan en llegar de marcas como Levi’s, Loewe, Netflix, Vogue o Pepsi, que seducidos por las fotografías que comparte en su Instagram, quieren ver este mismo estilo en sus campañas.
Con sólo 29 años está claro que esta fotógrafa tiene muchas cosas interesantes que contar sobre lo que ha vivido en estos últimos años. Así que hemos querido invitarla a esta capítulo de Photolari Podcast para conocer todos los detalles de su meteórica carrera.
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Hay que moverse mucho en redes o no te comes un colín…
Lo que demuestra esta fotógrafa es que como persona es inteligente, con personalidad y sobre todo trabajadora.
Más allá de la calidad de sus fotos, que no cuestionaré, me ha llamado la atención el comentario que hace acerca del uso del flash y de los «flashazos», como algo nuevo y fresco.
El flashazo, no solo no es nuevo, es el estilo que ha existido decenas de años, desde el siglo pasado, porque no había otra forma de iluminar si ibas con tu equipo ligero.
Cuando aparecieron las cámaras digitales con ISO 1600 decente, todos esos fotógrafos que estaban cansados de ese tipo de iluminación, se volvieron locos con poder aprovechar la luz ambiente y desterrar esa luz plana y dura de la que eran esclavos.
Y después, hace ya pocos años, llegaron los disparadores inalámbricos y permitieron utilizar los flash de mano (cada vez más potentes) fuera de la cámara consiguiendo iluminaciones más naturales; laterales, contras, coloreadas con filtros… un camino muchísimo más amplio y creativo.
Al fin, cada fotógrafo recorre su camino, va aprendiendo, cambiando, ilusionándose con nuevos métodos, cansándose de ellos y vuelta a empezar.
Como comunicadores visuales, tenemos que saber qué aporta cada tipo de iluminación y cuándo utilizarla para conseguir un mensaje y modular su tono, al igual que hacemos cuando utilizamos la voz y el lenguaje hablado.
Esa luz dura y plana que aporta el flash, si lo hacemos dominante en la escena, es una manera de hablar alto, de chillar si abusamos de la diferencia de luz frente/fondo. En texto sería poner negritas y subrayado.
Quizás nos interese dar ese mensaje hablando alto, «dando la nota»; es un modo de limitar el protagonismo del fondo que subexponemos, y eso genera una gra fuerza visual.
Estoy seguro que esta mujer capaz por decisión, recorrerá su camino, probará de todo y seguirá creciendo.
Seguramente (especulo) la gente joven que no ha vivido esas etapas anteriores, siente como nuevo algo viejuno, por puro desconocimiento, que no lo critico, es lo normal en el camino de aprendizaje que todos hemos pasado (y seguimos). Quizás, para cuando han empezado a ser conscientes de este apasionante mundo, los fotógrafos que ya estábamos, estábamos en otros estilos habiendo superado «el flashazo».
Y si para ese público joven, (objetivo para las marcas que ven el negocio que hay ahí) ver esos flashazos les llama la atención y les gusta, pues a contratar a quién genere ese tipo de resultados.
Al fin, modas, todo vuelve por el anhelo de ser diferente de los demás y distinguirse.
Felicidades, Sharon, tienes mi admiración. Y ánimo para que nadie consiga detenerte en tu camino.
Ese anhelo que citas, no es otra cosa que megalomanía.