Ver a un niño de nueve años con una cámara colgada no es muy habitual. Que haga buenas fotos es todavía más curioso, pero que gane un prestigioso concurso internacional de fotografía de naturaleza hace de Alberto Román un caso único.
Y es que este joven de Ubrique (Cádiz) se hizo hace unos meses con el primer premio en la categoría infantil para menores de 10 años del Wildlife Photographer of the Year organizado por el Natural History Museum y considerado uno de los más importantes de esta especialidad. Su foto de una pequeña tarabilla junto a unas cadenas, titulada «Free as a bird» (libre como un pájaro) consiguió convencer al jurado.


La hizo con su OM SYSTEM OM-1 y un zoom 100-400 mm, una de sus ópticas favoritas, aunque también utiliza mucho el 60 mm macro, nos cuenta.
«Mi objetivo favorito es el 100-400 mm, es el que más uso porque fotografío principalmente aves y otros animales. Cuando sea más mayor me gustaría tener el objetivo 150-400 mm y el 12-100 mm de OM SYSTEM ya que a día de hoy no tengo ningún objetivo angular», explica Román.
Pese a su corta edad, no sólo parece tener muy claro el tema del equipo, sino también que dedicarse profesionalmente a esto igual no es el mejor plan de futuro. «Para mí la fotografía es un hobby, y creo que es un mundo complicado como profesión aunque tengo claro que me gustaría seguir haciendo fotos siempre», apunta.


¿Y qué lleva a un niño tan pequeño a interesarse por la fotografía? ¿Qué es lo mejor de este hobby? «Una de las cosas que más me gusta de la fotografía es que me permite conocer lugares nuevos, personas y disfrutar de la naturaleza», asegura el que a día de hoy es también el socio más joven de AEFONA, Asociación Española de Fotógrafos de Naturaleza.

La Sierra de Andújar en Jaén, donde va a hacer fotos desde que tenía 6 años, es uno de sus sitios favoritos para ir con la cámara. «Es un lugar donde podemos ver el lince ibérico con facilidad, también ciervos, muflones, nutrias y muchas rapaces. Por otro lado, hay varios sitios que me gustaría ir entre ellos las islas Saltee, Buseu, Noruega…», explica Alberto Román.
Lugares a los que viajar para, precisamente, poder fotografiar animales que no habitan en la zona donde él vive: frailecillos, urogallos, quebrantahuesos…


¿Y cómo es eso de volver a clase tras recibir un premio como el Wildlife Photographer of the Year en Londres? «Mis compañeros de clase y mis profesores estaban muy contentos por este premio que he recibido y todos me dieron la enhorabuena, incluso me prepararon una pequeña sorpresa en el cole», explica Román.
Habrá que seguirle la pista a este joven fotógrafo. Y desear que siga haciendo fotos durante mucho años. De momento, en su Instagram se pueden ver sus trabajos.
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