
¿Qué pasaría si solo pudieras hacer una foto más en tu vida? Una sola. Sin editar, repetir, sin mirar como ha quedado. Disparar y olvidarte.
No, no es el argumento de una peli de cine alternativo, ni una campaña de cámaras analógicas hablamos de The Last Camera Project (TLCP), un experimento global que ha querido darle la vuelta al frenesí fotográfico que vivimos con una propuesta bastante divertida: una aplicación que únicamente te deja hacer una foto. Solo una.
La App recrea una cámara analógica desechable pero con un único disparo. Una vez hecha la foto no se puede hacer nada más, ni visualizarla, ni editarla, ni borrarla y mucho menos compartirla en Instagram.
¿Y qué pasa con está única foto realizada?. La imagen que debe representar la vida o el momento actual de la persona que realiza el disparo según sus creadores, se envía a la organización para formar parte de una exposición colectiva en Art Basil Miami y también de un libro. No queda claro si todas las fotos formaran parte o si habrá una selección previa.

Parece una locura y tal vez por eso este teniendo tanto éxito tal como cuentan Lucas Buick y Ryan Dorshorst, creadores de Hipstamatic y de esta nueva propuesta. Actualmente hay 4000 personas en lista de espera y 1200 fotos hechas en más de 50 países diferentes.
La aplicación solo está disponible para iOS y funciona mediante invitación. Al descargarla puedes apuntarte a la lista de espera para recibir dicha invitación aunque también puede llegarte a través de alguien que haya participado en el proyecto. Una vez hayas conseguido hacer tu foto, puedes invitar a otras seis personas. Todas las imágenes de la exposición serán secretas hasta diciembre de 2025 y el plazo para participar finalizará el 31 de octubre.

«Una foto para compartir tu corazón». ¿Demasiado transcendental? Es probable pero teniendo en cuenta la cantidad de imágenes que hacemos al día y no volvemos a mirar jamás, tomarse un momento para pensar en la foto que queremos hacer, no diremos que es revolucionario pero tal vez sí es algo sobre lo que reflexionar.











Stultorum infinitus est numerus
A ver si he entendido bien esta gilipollada… te descargas la app, haces la foto que no puedes visualizar para comprobar el resultado de lo que has hecho…. y a continuación la app ya no te deja hacer más fotos por lo que queda inútil y tienes que desinstalarla… es eso? Efectivamente el número de los estafadores e idiotas que se dejan embaucar por estos vendehumos postmodernos es infinito.
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«no diremos que es revolucionario pero tal vez sí es algo sobre lo que reflexionar.»
Que ocurre, ya no somos capaces de reflexionar por nosotros mismos y necesitamos instalar una app? Mal vamos!
Me parece un experimento muy interesante. Espero que nos podáis contar el resultado más adelante.
Lo que no atisbo son las conclusiones que se pueden sacar.
Lo dicho, interesante.
Las conclusiones evidentísimas ya te las adelanto yo: mediante una engañifa tecnológica que auspicia un proyecto surrealista y sin sentido se invita al productor de la «fotografía» a que renuncie a la satisfacción de su producción como metáfora de que la disciplina que ahora permanece oculta a sus ojos está muerta y enterrada bajo toneladas de mierda conceptual.
Gracias por tu conclusiones, pero no me valen. Esperaré a ver que nos cuenta en un futuro Photolari.
Aunque sospecho que no has entendido una palabra de lo que te he dicho, comprendo que esperes a ver qué te cuenta el business del chiringuito del magapixel, ya que que es él el único que mantiene viva tu fantasía de ese finiquitado hobbie que da un respiro a tu mediocre existencia.
Este tipo de ocurrencias absurdas, de…. «proyectos» sin sentido ni proposito racional son un síntoma de que la fotografia ya ha agotado sus posibilidades expresivas y se lanza por el abismo de su propia indefinición inaugurada con la irrupción abrupta del digital. Abandonada toda pretensión «anacronica» de aprehender la realidad, la deriva de la fotografia apunta a la performance vacua e inane destinada a ser testimonio de su propia insusbtancialidad.
Haces una única foto y no puedes verla, y encima se la tienes que mandar a unos tipos que sabe Dios qué harán con ella. Cabe mayor absurdidad?
La postfotografia avanza peligrosa pero consecuentemente por los derroteros de la anti-fotografia, por una senda que le conduce inexorablemente hacia su autolisis.
Creo que el proposito esta claro…
Podriamos hacer un libro con fotografias de todo el mundo.
¿y como conseguimos las fotografias sin pagar?
Nos inventamos una APP y que los usuarios nos regalen sus fotos, pero para que no nos atiborren de fotos… que solo puedan enviar una… despues vendemos el libro y nos aseguramos una venta por cada participante.
Adelante, es una buena idea.
Me parece la respuesta más acertada de todas las que he leído aquí.
Y ello bajo la necesaria e inconfundible excusa de lo pretendidamente conceptual.
Pero la pretensión de intentar poner al fotógrafo en la coyuntura dramática de tener que hacer su única y última foto es pura ensoñación de unas mentes calenturientas y seguramente interesadas que ignoran que el frenesí irrefrenable que ha llevado a ametrallar el mundo antes de la irrupción de esta app seguirá vigente después de ella, por lo que el fotógrafo que se la ha descargado seguirá accionando el disparador de su móvil de manera irrestricta despues de haber jugado un rato.
Por tanto el supuesto ejercicio de «reflexión» es completamente fallido pues no tendrá conclusiones prácticas y la iconosfera seguirá infinitamente sobresaturada de basura; experimento infantil que sólo habrá servido para que un par de iluminados se den a conocer al mundo, con propósitos seguramente inconfesables, por lo que se ven obligados a apelar a la fibra sensible del personal, que no a su intelecto o a su espíritu crítico.
Malditos catetos criticones, no desaprovechais ninguna ocasión para derramar bilis y espumarajos por esas boquitas. Pero es que no entendéis nada. Una de las virtualidades de la democratización fotográfica y su igualación por abajo es que cualquier soplapollez rocambolesca, si va adornada de proyecto bien intencionado destinado a hacer reflexionar a necios como vosotros, es perfectamente legítima y merece el reconocimiento y la aprobación incluso de los que sólo adivinan el lucro sucio en cualquier iniciativa, aún en las más edificantes y pedagógicas como en el caso que nos ocupa. Cortaros esas lenguas viperinas que tenéis y le haréis un gran favor a esta gloriosa Fotografía que tanto denostáis con vuestros exabruptos insidiosos.
Y lo más hilarante según el comunicado del Pravda es que hay miles de mongolos en lista a la espera de que la app les permita hacer esa foto con la escribirán una nueva y gloriosa página en historia de la fotografía. Está claro que Internet ha servido para visibilizar a esa gran parte de la población mundial a la que le falta un hervor.